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martes, 13 de febrero de 2024

Cuando voy a Terapia......

    Cuando una persona acude a un terapeuta, médico, psicólogo o un amigo, para encontrarse, descubrir sus sombras, aliviar dolor físico o emocional, hablar y/o ser escuchado, disipar dudas, encontrar respuestas, o mil cosas más, este terapeuta es absolutamente responsable de lo que dice y/o propone. Debe profesionalizarse, estudiar y asegurarse a si mismo, de tener las estrategias adecuadas para ser tratante de personas afectadas por situaciones que descompongan su estructura física o emocional.

                                               

    Si bien es cierto, según profesionales de las siquis Carl Jung, Freud, filósofos antiguos Lao Ste, nuevos filosofos Bert Hellinger, Rike Geer Hamer, Brigitte Champetier de Ribes, y puedo seguir... Estos profesionales hablan de la enfermedad como resultado de estilos, hábitos de vida, herencias sistemicas familiares, cada uno lo define y/o determina de formas similares. Con estudios, casos y conclusiones. Todo bien sustentado académicamente, inclusive los más actuales. He aplicado para mi diferentes técnicas de los profesionales mencionados anteriormente con buenos resultados y algunos descubrimientos en mi vida personal, que han sido de provecho y efectiva aplicabilidad en mi caso. Repito, en mi caso!

    También he visto muy de cerca, que lo que ha funcionado para mi, es completamente ineficaz en otras personas.



Sorprende? No!!!

Obvio, somos diferentes y cada caso nuestro es diferente y reaccionamos diferente. Disculpen la repetición, pero es sumamente importante que quede claro.

Se preguntarán a que se debe tanta palabra...

Estamos observando en nuestra sociedad, no se si en otros países también sucede, que personas hacen un curso de fin de semana, o de un mes quizás, o simplemente una investigación en Internet y ya montan una consulta o imparten cursos. Se abrogan conocimientos que no poseen, experiencias de papel, certificaciones para tratar y adentrarse en la siquis humana, terreno complejo de conocer hasta para quienes estudian muchos años y luego almacenan historias de pacientes como posibilidades de solución, quizá...

No quiero dejar de lado y menos quitarle importancia máxima a cada quien de su propia vida, de sus decisiones, acertadas o erradas, de la orientación que le da a su camino, del cuidado que le brinda a su cuerpo físico, de lo que permite ingrese a su mente, de sus relaciones personales, esto y mucho más es responsabilidad individual, independientemente del entorno en el que vive o ha vivido en su niñez.



    De adultos somos absolutamente responsables, podemos "inconcientemente" querer ser víctimas de los abusos vividos, pero solo nosotros podemos decidir hasta cuando.

Salvando cada caso, hablo en términos generales.


Para eso vamos al terapeuta, a tratar nuestro caso, encontrar la forma de resolverlo, con conocimiento, conciencia individual y responsabilidad propia.

El terapeuta debe ser un profesional responsable, con estrategias presisas para abordar con efectividad cada situación.

Será necesario que se supervise a quienes se dicen profesionales de la salud?

domingo, 24 de noviembre de 2019

Danza de Vida


«Las danzas de vida son un sistema de aceleración de procesos integrativos a nivel molecular, celular, metabólico, neurológico y existencial, promovido en un ambiente enriquecido mediante eco factores universales humanos.»
Hace más de cuatro décadas que su creador Rolando Toro, dio a conocer la Biodanza o “Danzas de vida” que aglutina las ciencias de la psicología, la medicina, y la biología.
Esta técnica corporal te pone en buena forma física, y  además te proporciona bienestar, mejora tu capacidad de expresión e integración (las piezas musicales están seleccionadas para provocar emociones) y te descubre a través del movimiento, como es tu manera de comportarte y sentir en el mundo.
Las danzas de vida, activan el potenciales innato de cada persona, a través de la danza, del gesto,  de la voz  y de la propia armonía del movimiento.
Es una forma poética, artística y vivencial de entrar en conexión con uno mismo, con los demás y con la realidad que nos rodea, expresando nuestra auténtica naturaleza.
¿CÓMO ES? A través de ejercicios progresivos que con el estímulo de la música  y  las orientaciones dadas, ayudan a que cuerpo y emoción se unan para expresarse creativamente, en la danza y en el encuentro con el otro.
Con ejercicios en grupo, de una forma lúdica y divertida, disfrutando del baile se va profundizando en la propia sensación de sentirse vivo, despertando posibilidades dormidas de todo nuestro potencial.

                           ¿PARA QUIEN? Para todas las personas que quieran. No importa sexo, edad, profesión, condición física o social. Sólo es necesario que se quiera disfrutar, que se quiera sentir el cuerpo y aquietar la mente.
¿QUÉ BENEFICIOS APORTA?          
Recupera la armonía natural: desbloquea tensiones físicas y psíquicas ( Aumenta la resistencia al estrés, baja la ansiedad…).
Aumenta la vitalidad, mejora la salud y refuerza el sistema inmunológico elevando el grado de salud.
Integración del esquema corporal (mejora la postura y el movimiento).
Estimula la expresión de la identidad.
Mejora la autoestima y aumenta las actitudes positivas ante la vida.
Favorece la comprensión de uno mismo, la comunicación y vinculación con los demás.
Desarrolla y potencia la creatividad, la afectividad y la sexualidad.
Desarrolla la conciencia ecológica.
Las danzas de vida, refuerzan la parte saludable de las personas: el positivismo, la vitalidad, la afectividad, la identidad, y la creatividad, ampliando  nuestras posibilidades de vivir, vivir más intensamente.

sábado, 16 de noviembre de 2019

Es posible sanar tu relación de pareja?



Para conocernos a nosotros mismos y resolver nuestros conflictos es importante considerar que lo que aprendemos en nuestra niñez se queda se lleva para toda la vida. Sin embargo, es posible cambiar y evolucionar, y para ello, es fundamental identificar las heridas que nos causaron en la infancia y en nuestras relaciones afectivas pasadas.

Por ejemplo, las carencias afectivas. Si no tuvimos suficiente apego, arrullo maternal y reconocimiento a nuestra individualidad, buscaremos relaciones dependientes, donde nunca será suficiente el amor ni la atención que nos brinda la pareja.

El problema se agravará al buscar personas poco comprometidas y con propensión a abandonarnos. Al mismo tiempo, aparecerán complejos de inferioridad, que nos lastimarán al hacernos sentir que no somos dignos de ser amados, y nadie se ajustará al molde que hemos idealizado.

Cuando tuvimos padres muy sobreprotectores o autoritarios y severos, será difícil tener claro qué es lo que en realidad queremos y siempre existirá el miedo a ser abandonados si opinamos o queremos algo distinto, y paradójicamente, en algún momento estallaremos y tendremos reclamos y demandas desproporcionadas.

Cuando se creció en una familia donde se tuvo fácilmente todo lo que quiso, las exigencias irracionales serán permanentes, pues se piensa que la pareja tiene que hacer lo mismo, sin darse cuenta que nadie está obligado a dar lo que no quiere y que el amor es una construcción de dos.

Si de pequeño se toleraron muchos berrinches y se consiguió así siempre lo que se deseaba, se conservará un pésimo hábito y tenderá a ser rabioso y conflictivo, con un gran dolor detrás de las peleas.

Otros problemas que se traen de la infancia y que pueden ser trabajados individualmente son el excesivo perfeccionismo, la desconfianza, el aislamiento social, el mal carácter y la negligencia.

En nuestras relaciones de pareja tendemos a buscar repetir la forma de relación que construimos con nuestros padres. Las personas marcadas por el amor materno buscarán relaciones intensas y tormentosas, híper demandantes, donde se espera todo del otro. Por el contrario, las relaciones marcadas por lo paterno, tendrán un sesgo de indiferencia.

Todas las personas tenemos aspectos emocionales no resueltos, que provienen de la infancia y que a lo largo de nuestra vida habremos de resolver para tener una buena convivencia y ser felices en el amor.

Cuando logramos adecuar nuestros complejos, formas de gozar, deseos y particularidades con los de nuestra pareja, podremos concretar una relación que funcione adecuadamente, nos permita estar bien emocionalmente, solucionar los conflictos y disfrutar la vida.